miércoles, 9 de marzo de 2011

ACERCA DE LA DEMOCRACIA, ¿ QUE DEMOCRACIA ?

La democracia prometida, ¿es ésta democracia?

La democracia que modificaría la calidad de las instituciones y brindaría un mejor escenario para concretar los anhelos individuales y los proyectos colectivos, es ésta democracia?

Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina, que quiere reelección, y sus rivales,

¿es ésta aquella democracia?


Para algunos actores de la política nacional la democracia es un problema.

Para muchísimos defensores del actual gobierno nacional la democracia es una verdadera molestia que los irrita bastante.


Tornan nerviosos cuando se pide demostraciones de vocación democrática.

Contratacan.

Amenazan: quien pide democracia atenta contra el plan, el programa, el proyecto.

Estamos en el “anti” Alfonsín.


Es sin respetar la democracia formal que se educa y se come; se levantan las fábricas y los pajaritos cantan.

Eso dicen.

Pocos lo creen.

La enfermedad argentina es la democracia.


Es difícil soportarla.

Mencionarla significa ser un contra revolucionario, un gorila, un fascista.

Un enemigo mortal.

Mete miedo ser un suelto, sin espalda en los aparatos.

Un tipo que piensa libremente es un pajarito en el alambre.

La primera vez que la democracia se convirtió en enfermedad fue el 6 de setiembre de 1930.


Desde entonces vivimos enfermándonos.

No se aguanta, el poder político, lo que él mismo declama. Independencia de poderes.

Respeto a las Leyes.


El bien común sobre todas las cuestiones personales o sectoriales.

La democracia enferma a los argentinos.

Al menos a los argentinos cercanos al poder, las clavijas y los despachos de los que mandan.

No se la aguantan.

La democracia, tal como se la pregona, es un gobierno de todos, por medio de sus legítimos representantes.


Elegidos limpia y libremente.

En elecciones claras y transparentes.

Lo más que se pueda.

Lo posible.

Hoy un imposible.

Ni el lobo de Hobbes ni el salvaje de Rousseau sobrevivirían.

Muera al maldito contrato social, hace 80 años venimos matándolo.

Los elegidos deben cumplir sus promesas preelectorales.


No cambiar de partidos.

No traicionar lo prometido.

La primera transgresión es a la ley electoral.

Quienes, como, donde y cuando se eligen.

Hoy no está resuelto.

Los que surjan mediante voto popular para manejar los poderes ejecutivos (municipal, provincial, nacional) deberán respetar las leyes vigentes.


Velar por que se cumplan.

Leyes que todos conocen.

Conocemos.

Hoy las leyes son una sentida una ausencia.

Los que cruzan la frontera de lo permitido deben ser juzgados por otro poder independiente: la justicia.


Justicia con exámenes periódicos.

No hay presidente para siempre.

No hay jueces a perpetuidad.

Uno se debe retirar, el otro debe volver a concursar.

Todos sonríen.

Nadie lo cree.

Seamos realistas, estamos soñando.

La salud es una responsabilidad del estado.


Está abandonada.

La instrucción debe ser obligatoria.

Con materias verdaderamente comunes.

Con sueldos dignos para la exigencia en el único sitio donde se consolida la democracia: en la instrucción del soberano.

El pueblo.

Hoy no hay instrucción.

Basurean, olvidan, bardean, traicionan al soberano.

Se fabrican brutos y hambreados.

Clientes.

Algunos gobernantes aún consideran a la democracia una enfermedad.


Le escapan.

Se vacunan.

Se protegen.

La defensa de la democracia es acusada y condenada.

Acumulan adjetivos para desprestigiar las denuncias.

Hay quienes hablan de una revolución en marcha.

La verdadera revolución sería el apego a las leyes.

El voto no otorga poder, solo obligaciones permanentes.


El bien común es el bien supremo de la nación.

El enriquecimiento ilícito y la evasión son los cánceres más terribles de la economía común, atacan el futuro.

El nepotismo es un mal. La actual administración de la cosa pública no maneja estos conceptos de democracia.

Maneja otros.

Se enojan si se los recuerdan.

Sus partidarios atacan esta posición con dureza.

Algunos defensores de CFK no consideran posible la democracia.

Sería bueno que lo confesasen.

Sincerarse sería positivo.

No lo hacen.

Los votos, para la señora CFK, otorgan derechos y no deberes.


Su última declaración ha sido concluyente.

Ayúdenme, no puedo yo sola.

No parece abogada y actora política de la democracia.

No parece presidente.

La democracia (el gobierno) no es de ella sola.

Debería saberlo muy bien.

Su plan de gobierno no es lo que hoy nos sucede (¿hubo un plan?)

No acepta, promueve ni defiende el debate legislativo.


Allí las leyes, no en los DNU, que son claramente un atajo donde se extravía la democracia.

El Ejecutivo y sus colaboradores entorpecen, atacan, amenazan la independencia del Poder Judicial.


Poder Judicial sin exámenes periódicos de capacidad.

Orgulloso de su ineficiencia.

Los personeros de CFK llegan, ya, a cuestiones domésticas y poco pudorosas.


Hay ministros ocupados en denunciar amantes de los opositores.

Lo último, mas reciente y mas grave es que, de ser cierta su intención de re elección, la señora CFK no podrá prometer que hará cosas buenas si es elegida porque… ¡podría hacerlas ya!


¿Nadie le recuerda la máxima del jefe?

Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar.

Tal vez ya no sea su jefe.

Los intereses particulares antes que los generales llevan a la oposición a una difícil coyuntura.


No oferta, el arco opositor, una salida esperanzadora dentro de la democracia.

Realmente desesperan, exasperan, cansan.

No son maestros en democracia.

Algunos ni siquiera alumnos.


Para la oposición la democracia se reduce a su martirologio y las acusaciones a quien maneja la agenda.

El total de sus dichos son, por lo demás, en este año, de una clara intención seductora o descalificadora (de si o del gobierno, respectivamente).

Que los negritos coman.

Yo en esta oportunidad no participo (¿entonces cuando, che?).

Se viene el estallido, oh, oh, oh…(francamente: no son serios)

Poco trabajo, poquísimas nueces.

La oposición no ha llegado a la práctica de la democracia.

Algunos harían lo mismo que el oficialismo de estar en sus condiciones.

La democracia no es épica, pero no es cuestión de cobardías y egoísmos.

Es laburo.

Hay opositores vagos y mal entretenidos.

Las elecciones cercanas complican las cosas.


Funcionarios fotogénicos.

Legisladores de paseo.

Intendentes que recorrerán territorios lejanos.

Candidatos que andarán de shopping.

Hay quienes estarán de visita un tiempo.

Lo justo.

Otros usarán sus fueros y sus dietas para defender su familia.

Hay quienes han pedido daño emergente y lucro cesante.

Viáticos.

Los gremios y sus luchas tienen distinto colorante por las elecciones.

En la mayoría de los gremios la democracia es una mala palabra.

Los estudiantes y sus focos de militancia partidaria, altamente activos siempre, están ensayando para la toma del poder y la democracia no es eso.

Para muchos estudiar no es buscar la excelencia.

Las entrevistas periodísticas se corresponden, al juzgarlas, con intereses, pautas y campañas.

Los colegas integran un deporte desde el peor lugar:

pichones del tiro al pichón.

Vivir sin ejemplos de civilidad, sin parlamento, sin planes educativos, con inflación, sin presupuesto, sin concejales, diputados, senadores, que hagan cumplir las leyes (¿qué leyes?) sin comida, con mas inflación, sin casa, salud, libertad, con jueces truchísimos, con mucho miedo, sin mañana, sin ejecutivos confiables es, en suma, vivir sin democracia.

Creerse sano.

Vivir enfermo.

Raul Acosta



(*) Testigo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario