sábado, 13 de febrero de 2010

MALDITOS PROVOCADORES

La verdad es que hasta para la persona mas "conciliadora" esto rebalsó el vaso. Hace rato que lo andan intentando, joden por acá, joden por allá, con un Suboficial cada 20 Oficiales, con los Superiores, con los Camaradas, con la Iglesia, buscar la manera de que la provocación sea insoportable.

Con esto creo que se pasaron y absolutamente a drede, premeditada y maliciosamente, para que les baje la presión por la suma de pelotudeces que están haciendo.

Malditos provocadores hijos de puta!!!!

Como retirado que vive en la región, ayer asistí, indirectamente, al bochorno que sigue más abajo (en letra color azul) y que fue publicado en el día de hoy en el diario Río Negro.

Brevemente les cuento que los detenidos son todos suboficiales retirados que viven en la ciudad de Junín de los Andes y todos ellos, o la mayoría por lo menos, son baqueanos.
¡Baqueanos! ¡Ni éstos se salvan!

Pidiéndoles anticipadas disculpas por una redacción que, por apurada, no será seguramente prolija ni académica (de poco sirve
ahora), también franca y sinceramente les diré:

- Que ante este tipo de situaciones es imposible no sentir calentura pero creo que es más apropiado decir que se siente uno como el reverendo culo por todo esto.
O ambas cosas.

- Que, como oficial jefe retirado del Ejército Argentino, no puedo, además, dejar de sentir vergüenza.
Se que, tal vez, debiera estar ya acostumbrado dado que hace mucho tiempo que vienen ocurriendo hechos que avergüenzan.
Igual cuesta.

- ¿Cómo es que, me refiero en general, hemos podido permitir que se llegue a este punto donde nuestros suboficiales van en cana mientras que muchísimos de nosotros, seguimos, aunque sea por ahora, disfrutando de las "mieles" de la libertad?

- Que, claramente, creo que nuestro ¿natural liderazgo y don de mando?, hace rato que brilla por su ausencia y, más concretamente, en mi opinión, se fue al carajo.
La verdad, parece un chiste hablar de don de mando, liderazgo, espiritu de cuerpo, camaradería, etc...

- Que, por supuesto, distingo niveles de responsabilidad.

- Que a la cabeza de ello no pongo a nuestra máximas autoridades políticas (la presidente Comandante en jefe y su obsecuente ministra del área) porque, en rigor, claramente no nos quieren y actúan como el enemigo.

- Que sí pongo a la cabeza de todo esto a nuestros superiores en actividad, en especial a los altos mandos de la Fuerza porque, teniendo las estructuras de asesoramiento y apoyo de que disponen, nada han hecho para resolver en este problema desde lo político estratégico en orden a lo que todos sabemos que es verdaderamente justo.

Parece ser, que abdicando de las que quisiera creer son, casi seguro, sus más íntimas convicciones, han decidido ya hace tiempo:

1ro. Metérselas en el tuje con consecuencias graves.

La peor de ellas: abandonar estructuralmente a su suerte a sus subalternos retirados.
En tal sentido debieran, con sentido ético si lo tienen, recordar que los retirados no somos simplemente sus viejos e idos camaradas de armas a los que, muy cada tanto se invita a alguna ceremonia militar, a algún asadito siempre tentador o a alguna charla informativa para ponernos al tanto de lo "bien" que funciona el IOSE.
Los retirados somos, bien o mal que les pese, sus subalternos.
Por eso tenemos estado militar; para, entre otras cosas, cumplir las órdenes que, eventualmente de ser necesario, ellos nos impartan.

Formamos parte de las cada vez más exiguas reservas de nuestras FFAA.

Síntesis: tienen el derecho a mandarnos pero también la obligación de hacerlo bien.
Esto último, mal; muy mal.

Mucha VERGÜENZA debieran sentir simplemente todos los días al mirarse al espejo y si no se miran, también.

2do. Aceptar cualquier boludez, fundamentándola seguramente con mucha circunspección y formalismo castrense.

3ro. Mantenerse solemnemente en sus puestos sin resolver Estratégicamente nada y sin dar el menor atisbo de dar un paso al costado para que tal vez otros con más ideas, decisión y coraje intenten hacer algo.
4to. Muchos etc. más.

Como superiores nuestros que, en definitiva son, debieran preguntarse si toda esta estructura jurídica (en rigor, mamarracho jurídico) responde a un acto o no de justicia para con el personal retirado de la fuerza.

Si la respuesta es NO, como saben ellos que efectivamente es, su obligación ética, moral y hasta legal es emprender acciones para resolver tamaña injusticia con sus subordinados retirados.
Una utopía, ¿no?

- Que a continuación venimos nosotros, los retirados en general.
Hago la expresa salvedad de aquellos camaradas, que son unos cuantos pero absolutamente insuficientes, de quienes casi todos conocemos su grado de compromiso y solidaridad.
También de aquéllos que por razones de edad y / o de serios problemas de salud están casi imposibilitados de actuar.

El resto pareciéramos aburgüesados, achanchados y, sabiendo que es difícil, sin capacidad para concebir, desarrollar, planificar y ejecutar medidas que contribuyan a contrarrestar la acción puramente vengativa puesta en marcha hace ya varios años.

También nos cabe en buena medida: falta de compromiso, falta de solidaridad, falta de camaradería.
El famoso espíritu de cuerpo del brazo armado nacional, como dicen los jóvenes, fue...

"Atrincherados" en nuestros años, en nuestros progresivos achaques, en nuestras obligaciones o conchabos laborales (los que tenemos la suerte de tener un laburo) y en nuestros afectos más cercanos, todas cuestiones que entiendo y respeto, creo que sin embargo también hemos ido perdiendo un poco, o mucho, de todo aquello en lo que fuimos formados y en lo que hemos creído toda la vida a punto tal que, con una resignación que llama la atención (cada vez menos), admitimos como cuestión casi normal el paulatino aumento de camaradas detenidos por causas políticas y la muerte en prisión por abandono de persona de muchos otros.

En términos más castrenses:
La impresión es que nos han desarticulado y han quebrado nuestra voluntad de lucha.

Por lo menos, entonces, por situaciones como la de ayer, sintamos VERGÜENZA.
Querrá decir que, a pesar de todo, algo nos queda,
todavía.

Raúl A. Landa
Tcnl (R)

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