QUIEN ES MILAGRO SALAS

Esta misma película la vimos hace años….es la misma que están dando en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador; la quisieron dar en Honduras y quieren repetir en la Argentina….

¡Pobre Argentina!

Milagro Salas nació en el humilde barrio Bajo Azopardo de la ciudad de San Salvador de Jujuy.

Tiene 39 años y es dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Cuando se relata su trayectoria, a diferencia de los valores resaltados en el Perro Santillán, como su carisma o ímpetu de liderazgo, sobre la “compañera Mila” se recuerda su pasado de pobreza y sufrimiento.

En su juventud, Milagros era lustrabotas, se drogaba y robaba con sus amigos, hasta que con la ayuda de las mujeres del Bajo Azopardo (prostitutas), que la ayudaron y le hicieron entender que no llegaría a ningún lado por ese camino, pudo cambiar su situación y salir de ese entorno.

Fue empleada pública y terminó metida en política.

Si bien Milagro cuenta su trayectoria llena de percances, la situación extrema de la cárcel – asociada a diversos sentimientos de injusticia- es el eje y el espacio de revelación para explicar su ingreso a la CTA.

“Una vez me metieron en la cárcel injustamente ocho meses, por ser pobre, porque no tenía quién me defienda.

Y cuando estaba en la cárcel me puse a pensar que así como el poder era injusto conmigo, con cuántos chicos humildes también era injusto.

La Justicia es justa con los que tienen plata y con los que no tienen no.

Entonces me juré ahí en la cárcel que el día que saliera iba a luchar para que no hubiera más injusticia.

Hoy, en la delegación de Jujuy son casi todos jóvenes, con algunas mamás.

Los jóvenes son los que están poniendo el pecho y aprendiendo.

Si en algún momento robaban, se drogaban o dejaban de estudiar, estos jóvenes están cambiando.

Nosotros le quemamos gomas al Gobierno cuando no paga los sueldos, cuando falta educación y salud, cuando se mueren niños, y les tiramos piedras.

Pero también atendemos la necesidad de los niños”

Solidaridad e injusticia son valores enunciados constantemente por aquellos que participan en el mundo de la protesta social de estos últimos años.

Las imágenes que trae Milagro en su relato colocan a las gomas y las piedras (dos elementos importantes en los piquetes) en contexto, argumentando que su uso no es arbitrario sino una forma de diálogo con el Gobierno.

“Milagrito”: en El Banco de Acción Social": Piñas, Rapto Y Una “Hilachita”

Las impunes e impúdicas “tácticas” de coacción exhibidas en los últimos tiempos por la “dirigente” de la CTA-ATE, Milagro Salas, junto a su séquito de autómatas “perros guardianes”, tuvieron hoy un nuevo y brutal capítulo, durante un foco de tensión originado en el seno del Banco de Acción Social –Casa Central – a partir de faltantes detectados en las arcas de la institución.

Según Resúa, desde hace un tiempo se vienen detectando faltantes de caja, por lo cual convocó a una reunión de Directorio y le pidió a la Tesorera una rendición, solicitud que generó inmediatas y sospechosas “faltas sin aviso” de la encargada de custodiar los dineros del banco.

Ante esta situación, Resua dispuso la realización de un arqueo, detectando el faltante de dinero, que, según se cree, superaría holgadamente el medio millón de pesos.

Azuzados por semejante “dirigencia”, los empleados del banco habían solicitado una reunión, a fin de exigir respuestas del Directorio, frente a una situación de tal calibre penal.

Raúl Resúa había accedido a dar las explicaciones del caso, no sin antes formular la correspondiente denuncia en la Justicia y disponer la suspensión de los tres altos directivos del BAS.

Minutos antes de cumplirse el horario para el encuentro, irrumpió en el edificio de San Martín y Senador Pérez una horda de forajidos, al son de insultos y a los empujones, abriendo camino para el ingreso pendenciero y contumaz de su jefa:

Milagro Salas.

El grupo, de unas 70 personas aproximadamente, era esperado con ansias por los delegados de ATE Ernesto Suárez, Guido Morales, Sergio Ruiz y Silvina Beleizán, quienes dieron entusiasta bienvenida a Salas y a sus leales “patovicas”, sumándose inmediatamente al ya característico “espíritu” prepotente del grupo.

Afortunadamente, habia empleados de ServiPren en el banco, haciendo entrega de la gacetilla informativa.

Fue en ese momento en que Salas, custodiada por sus matones, se abalanzó sobre la puerta que conecta el hall central con las oficinas del directorio, dándose con la inesperada presencia de un guardia de seguridad, quien le dijo que esperase un momento.

Al ver frustrado su avance, optó por la reacción que en los últimos tiempos le ha reportado más “éxito”: escupiendo insultos hacia el guardia, le pegó un puñetazo en pleno rostro, actitud que, gracias a la intervención de un policía que se encontraba en el lugar y a algunos empleados del banco, no pasó a mayores.

Una pregunta:

El Banco de Acción Social,

¿promoverá acciones penales contra Salas y sus secuaces por agresión a un trabajador.

Raúl Resúa salió a dialogar con la patota, encontrándose con el cálido recibimiento de “Milagrito”:

“¡Qué te pensás vos, pelotudo de mierda, si sabés bien a qué hemos venido”, le gritó la “mujer”. El tratamiento que Salas dio a Resúa inmediatamente a muchos les recordó el trato que, oportunamente, la “dirigente” le prodigara al ministro de Gobierno, Armando Berruelo.

"La mina trata al ministro de boludo, incluso en publico y dentro de Casa de Gobierno"/

Al ver que había varios periodistas presentes, Salas dijo que no iba a hablar con Resúa y se retiró hacia otra dependencia del banco, donde mantuvo una reunión con los delegados de ATE y algunos pocos empleados, ya que el grueso de los agentes se encontraba reunido con Resúa, escuchando las explicaciones sobre el obsceno faltante de caja, tema que, por el momento y a fuerza de violenta histeria, “Milagrito” parecía haber olvidado completamente.

Funcionarios y empleados bancarios volvieron a llamarla. La “sindicalista”, esta vez, no tuvo opción y mostró la “hilacha”:

“Yo no voy a hablar porque están los de ServiPren”, confesó, exigiendo inmediatamente “que se retiren”.

Una vez más, la turba capitaneada por Salas tomaba por asalto una dependencia pública.

Hacía dos semanas ya lo habían hecho en el Concejo Deliberante capitalino, produciendo destrozos y generando caos.

La semana próxima, ¿cuál será el destino escogido para sus tropelías?

Lo que sí continúa preocupando es la incomprensible impunidad de la que gozan determinados grupos de choque, invadiendo cuanto sitio se les antoja y, una vez adentro, imponiendo sus propias “leyes” hacia todos los que quedan atrapados involuntariamente o por el simple hecho de estar trabajando, como ese guardia de seguridad que tuvo la “osadía” de pedirle a Salas que espere a ser atendida.

En Jujuy, según lo visto hasta hoy, no hay cárcel para los delincuentes, y muy por el contrario, les está reservado un lugar en la tribuna política del oficialismo. No resulta aventurado imaginar que Raúl Castells, en caso de llegar a Jujuy, sería recibido y hasta homenajeado en el mismísimo Salón de la Bandera de la Casa de Gobierno.

El mismo, al que periódicamente accede Milagro Salas, quien no se priva del placer de saludar a un ministro, así: ”¿Qué hacés, boludo…?”

Salas tiene un aparato de matones que golpea a los activistas que se retoban.

Hasta disciplina a golpes de palo a los marchantes, que la misma puntera esgrime y llama “palo psicológico”, según denunciaron los trabajadores de El Carmen.

No podían faltar los “peajes” bajo apercibimiento de perder el plan, bingos sistemáticos obligatorios que sólo en la localidad recaudaban en conjunto alrededor de 3. 500 pesos mensuales.

Los bolsones trimestrales del gobierno les salían muy caros a los compañeros.

La cuestión de las cooperativas de vivienda (cincuenta para construir doscientas viviendas en todo Jujuy por parte de la CTA) no sólo no constituyó una salida al hambre general y mucho menos al déficit de viviendas, sino que se transformó en otro terreno de maniobras fraudulentas, porque sus dineros no son manejados por cada cooperativa, sino por la “caja negra” de Milagros Sala.