Una semana atrás, el general Daniel Oscar Camponovo, segundo en antigüedad en el Ejército y Comandante Estratégico del Estado Mayor Conjunto, fue sometido a dos importantes intervenciones quirúrgicas en el Hospital Militar Central, como consecuencia de un infarto al corazón.
Esta grave dolencia del militar no sería producto de la fatiga de combate o stress pos-traumático producto del ejercicio del mando en situación bélica o por legítimas preocupaciones ante el deterioro que sufre la Fuerza en todo sentido, situación de la cual, como general, también es responsable, sea por claudicación moral o incapacidad intelectual.
Sencillamente se infartó porque la Ministro de Defensa Nilda Garré le ordenó desalojar su despacho en el cuarto piso del Edificio Libertador y trasladarse a otro lugar.
Este episodio llama la atención, ya que el General estaba entre los pocos afectos de Garré, y era un fuerte candidato a reemplazar al Jefe de Estado Mayor, general Luis Pozzi.
Evidentemente, Camponovo ya no gozaría del respaldo ministerial, habiendo caído en desgracia.
Eso, sumado a tener que llevarse la alfombra roja a otra oficina (si la encuentra), habría provocado su grave problema de salud.
El terreno despejado
Mientras se recupera en el nosocomio castrense, Camponovo estaría además experimentando la "soledad del no mando", ya que prácticamente no recibe visitas de camaradas en actividad o en servicio, y no porque las tenga prohibidas.
Esta "baja de combate" en la interna militar deja cada vez mejor posicionado a Milani para hacerse cargo del Ejército, o de lo que queda de él.
El kirchnerismo sabe que inevitablemente ingresa en un ciclo de fuertes turbulencias y se prepara para aumentar su control político sobre las fuerzas armadas, para cortar de raíz cualquier asomo de disidencias.
Alexis Di Capo
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