UN
GOBIERNO BASADO EN FALSEDADES,
ENGAÑOS Y
MENTIRAS
Hace muy pocos días escribí una nota en la cual afirmaba que
parecía que en el gobierno existía una “asociación
ilícita formada para decir disparates y falsedades” liderada por “nuestra”
presidente. Veamos los últimos casos.
El miércoles pasado, el Jefe de Gabinete de Ministros, su
cargo indica claramente su alta jerarquía y responsabilidad consecuente, Juan Manuel Abal Medina, se presentó
ante en el Palacio Legislativo, ante la Cámara de Senadores para someterse a las preguntas de los Senadores (es
la primera vez que concurre, pese a que la Constitución lo indica que debe ser
mensualmente).
Ante una pregunta del radicalismo, el Jefe de Gabinete afirmó
“que no se
encomendó a la firma CVS (ex Ciccone), ni
la impresión de billetes, ni la acuñación de monedas”.
Muy poco después salió a la luz y se hizo público, el
contrato que la compañía de Valores Sudamericana (CVS), la ex Ciccone
Calcográfica, firmó con el Estado para la impresión de billetes de 100 pesos.
¿Cómo se debe interpretar este absoluto contrasentido?
Abal
Medina no estaba al tanto, o pretendió engañar al pueblo argentino
mintiendo descaradamente a los Senadores.
El Jefe de Gabinete evitó cuidadosamente en tocar el tema de
Ciccone y el vicepresidente Boudou, pese
a que en estos momentos todo indicaría que es uno de los escándalos de
corrupción más graves e importantes del
gobierno y sobre el cual el oficialismo no emite ningúna palabra.
Es como si
ese problema no existiera.
Otro caso. La modalidad adoptada por la presidente, ya hace
unos meses atrás, de realizar video conferencias con ciudadanos de las
provincias transmitidas a todo el país por la cadena nacional de difusión, resultó
novedosa y práctica, ya que pasó a ahorrar medios logísticos y tiempos para la
presidencia.
En aquellos lugares en donde se inauguraban obras públicas,
o simplemente para conversar con ciudadanos comunes de aquellos lugares, Cristina dialogaba
espontáneamente con personas elegidas al azar, para conocer sus opiniones o
impresiones.
Era
notable ver el entusiasmo, la alegría, la emoción y en oportunidades la devoción hasta las
lágrimas, de los personajes en cuestión, por
el hecho de poder dialogar con la más alta autoridad del país.
También era visible
ver como se reflejaban estas conversaciones en la cara de Cristina que se
emocionaba por los comentarios de sus interlocutores.
En oportunidades hubo escenas verdaderamente
emotivas.
Estas personas eran todo elogio, agradecimiento y loas a la
presidente y apoyo a su gobierno.
Pero es
sabido que la mentira tiene patas cortas.
En su programa de televisión del día domingo pasado, el
periodista Jorge Lanata muestra
clara y en forma harto elocuente, que la modalidad adoptada por la presidente, es
en realidad un perfecto montaje de teleteatro, verdaderos shows, en donde las
personas en conversación con la presidente son seleccionadas después de un cuidadoso
casting.
Y en su mayoría estos “extras”
son militantes o dirigentes políticos del oficialismo, o que tienen vínculos con este, que se hacían pasar
por ciudadanos comunes para expresar su agradecimiento hacia ella o su apoyo a
su gobierno.
Una verdadera farsa y un artero y miserable engaño, encabezado por
la presidente de la Nación.
Es casi imposible pensar que un gobierno y mucho menos un
presidente pueda apelar a esas torpes manipulaciones y engaños para tratar de
de salvar su tambaleante “modelo”. Una verdadera inmoralidad.
Y para colmo de errores y torpezas dentro de la misma “asociación ilícita de de expresar disparates y falsedades”, frecuentemente
los mismos miembros de la misma, tienen versiones y posturas diametralmente
antagónicas y opuestas entre si.
Y para cerrar estos hechos de los últimos días, en
oportunidad en que se conmemoraban los 25 años de la creación del principal
órgano oficialista, el diario Página 12,
la presidente, que concurrió al festejo, siguiendo su costumbre pronunció un
discurso.
En el mismo, la mandataria evitó ostensiblemente
mencionar a su fundador, Jorge Lanata. Como sabemos este no solo
fue su creador y fundador, sino también fue su director en los primeros diez
años del periódico.
Este hecho constituye un ejemplo más de
cómo se construye el relato oficialista, siguiendo su particular, mendaz y fantasiosa óptica, mencionando solo aquello
que les conviene y omitiendo lo que no les es favorable. En otras palabras, una artera forma de
manipular y tergiversar la realidad.
Es un hecho similar a cuando se
refirieron al Dr. Belgrano o al “sanguinario genocida”, el General Roca.
Lanata se
sintió afectado por la omisión de Cristina y en una excelente carta pública
dirigida a la presidente, se consideró el
primer desaparecido de la gestión del cristinismo.
Afortunadamente Lanata tuvo la oportunidad
de auto defenderse de la omisión, error o improperio. Por razones obvias, no lo
pudieron hacer ni Belgrano ni Roca y tantos otros.
Somos nosotros, los argentinos de bien, que debemos velar por la verdad y
particularmente por la verdad histórica.
Estos
tres casos expuestos y ocurridos en solo los últimos días, muestran un desprecio,
una desconsideración y una absoluta falta de respeto a los ciudadanos argentinos.
Pero estos hechos son mucho más graves que
las cotidianas transgresiones a la Constitución Nacional o a las leyes vigentes
que efectúa el gobierno.
Constituye una forma de subestimarnos y agraviarnos personalmente,
al tratarnos como lelos o estúpidos.
En uno de sus últimos discursos, Cristina
expresó que este gobierno está dando vuelta la página de la Historia.
Estoy
totalmente de acuerdo, pero la están
dándola vuelta para atrás, para el pasado.
Y no solo una página, sino varias.
Un inmenso retroceso.
Verdaderamente penoso
y lamentable.
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