jueves, 6 de mayo de 2010

LA POLITICA NACIONAL EN MANOS DE LOS JUECES

CLARÍN - MACRI - LAVADO - VENEZUELA

A menos de un año y medio de las elecciones presidenciales, la justicia tiene el control de las principales variables políticas, a través de expedientes cuya resolución condicionará decisivamente el resultado electoral.

Como protagonista de los hechos políticos claves, hasta el mismo Congreso ha quedado relegado por el activismo judicial.

La Corte Suprema ya anunció que el 19 de este mes tratará el recurso extraordinario presentado por el Estado Nacional contra la resolución de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza que confirmó la suspensión de la ley de medios dispuesta por la jueza Olga Pura de Arrabal.

¿Cuáles son las opciones de la Corte?

La primera sería rechazar in limine el recurso y la segunda admitirlo.

En esta variante, podría fallar a favor del Gobierno, haciendo caer la medida cautelar -y entonces volvería a aplicarse la ley- o bien a favor de Clarín, manteniendo vigente la suspensión hasta que se resuelva la cuestión de fondo.

Pero el curso político parece pasar por otras dos variantes.

Una sería dilatar la resolución del recurso -la Corte no tiene plazos-, lo que convertiría al tribunal en el centro de presiones cada vez más insoportables.

La otra, mas salomónica y que tendría en estudio Ricardo Lorenzetti, pasaría por decidir que quede sin efecto la suspensión de la aplicación de toda la ley.

Pero haciendo subsistir la suspensión de aspectos parciales de la misma dictadas por distintos jueces.

Por ejemplo, el juez Civil y Comercial Eduardo Carbone dispuso la suspensión de la aplicación de los artículos 41 y 61 de la Ley, que establecen la obligación de desinvertir en determinados rubros de la comunicación.

De este modo, el gobierno podría volver a aplicar partes de la Ley y Clarín quedaría resguardada en los artículos que más le preocupan.

Haya salida salomónica o no, el gobierno no puede darse el lujo de empezar la etapa electoral en una situación de debilidad frente a Clarín, porque la alianza entre éste y la oposición, en el tramo de las urnas, podría ser fatal.

El mapa con o sin Macri

El inminente procesamiento de Mauricio Macri que dictaría Norberto Oyarbide alteraría el tablero político nacional.

Es difícil pensar que un Jefe de Gobierno procesado esté en condiciones de disputar -en condiciones aceptables- la presidencia de la Nación.

Ya asumido, Macri le confesó el fin de semana pasada a un grupo de amigos que se prepara para pelear su reelección en la Ciudad.

Allí lo espera un verdadero infierno porque, si el procesamiento es confirmado por la Cámara Federal de Apelaciones, se pondría en marcha la operación de pedido de juicio político.

Con el agravante de que si se aprueba el juicio, el desenlace podría ser rápido porque, ante un proceso abierto, no se formaría en la Legislatura la Comisión Investigadora y se pasaría derecho a la votación.

La eliminación de Macri como actor protagónico de la política nacional que está a punto de consumar Oyarbide beneficia objetivamente a De Narváez, que absorbería fragmentos del PRO.

Pero el kirchnerismo festejaría fuerte, porque si Macri es destituido es probable que un diputado del Frente para La Victoria

-¿Diego Kravetz?

- sea Jefe de Gobierno durante el año electoral.

Un lavado a punto de blanquearse

Mucho más compleja, la causa de la mafia de los medicamentos puede impactar en el escenario político a través de un efecto colateral.

Los empresarios farmacéuticos investigados conformaban un largo listado de supuestos aportantes a la campaña presidencial del FpV en el 2007.

Pero los cheques de éstos habrían sido la pantalla para el lavado de los dineros de campaña provenientes de fondos reservados, o tal vez del 15% de cada venta a Venezuela, como empieza ahora a comprobarse.

Oyarbide tiene demorada la citación a indagatoria de Héctor Capaccioli, ex Superintendente de Servicios de Salud y ex recaudador de las campañas K.

Si las cosas se precipitan como pasó con Ricardo Jaime, el escándalo del lavado arrastraría al ex jefe de gabinete, Alberto Fernández.

Pero habría más daños:

el Frente para la Victoria, la marca del éxito del kirchnerismo, se convertiría en un símbolo del lavado y la justicia electoral se vería obligada a imponer sanciones.

El presidente del PJ, o sea Kirchner, podría sentir el golpe.

Las coimas definen todo

Apenas abierto en la justicia, el escándalo de las coimas en los negocios con Venezuela puede definir la suerte del gobierno.

Sobre todo si es un tema de alto perfil en el tiempo electoral.

No es de esperar que el juez Julián Ercolini, por su estilo, produzca novedades impactantes en la investigación.

Pero si se abriera, por ejemplo, una investigación en Miami, como ya ocurrió con la valija de Antonini Wilson, la crisis podría globalizarse y escapar a todo control por parte de la Casa Rosada.

La neutralización de Clarín como principal opositor le permitiría al gobierno disminuir mediáticamente el impacto de la corrupción bolivariana.

Pero si esto no ocurre, la conjunción de los dos factores le haría muy difícil al Secretario General de UNASUR sostener una candidatura presidencial.

El derrumbe de Julio De Vido, hoy más cercano que nunca, lastimaría políticamente a Kirchner de un modo irremediable.

Entonces quedaría el camino abierto para que los gobernadores justicialistas reclamen un acto de realismo.

En otras palabras, una fórmula Scioli-Urtubey o Scioli-Gioja para intentar evitar la fuga masiva de los votos.


Carlos Tórtora

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