lunes, 8 de marzo de 2010

ACUSAN AL JEFE DE INTELIGENCIA DEL EJERCITO

LA DIVULGACIÓN DE LAS LISTAS DE LOS AGENTES SECRETOS DEL EJÉRCITO HACE ESTALLAR LA INTERNA

Acusan al Jefe de Inteligencia del Ejército por torturas, homicidios y corrupción

Tres semanas atrás, el Ejército autorizó la difusión de documentos secretos: la nómina de personal de la jefatura de inteligencia durante el proceso.

El hecho, que tiene múltiples facetas, está conmocionando la ya complicada interna militar.

En un extenso documento que habría sido producido por personal de inteligencia del Ejército, se acusa al actual Jefe de Inteligencia, General César Milani y del Director de Fabricaciones Militares, General Víctor Calligaro.

Éste es el texto.

General César Milani:

Ud. no debió ascender, porque todos lo conocemos.

Sabemos que siempre utilizó sus contactos políticos, o mejor, los de su hermano, ex PCI (personal civil de inteligencia) insertado en la estructura subversiva de La Plata, para obtener destinos, para ascender, y ahora para traicionar.

Ud. sabe que antes que Dios, la Patria y el hogar, para Ud., están el Whisky, las mujeres fáciles y el casino.

Ud. engañó a los subversivos con su hermano y nos consiguió información a los que con Ud. trabajábamos en el BATALLÓN DE INTELIGENCIA 601.

Tenemos pruebas, fechas y hechos; no se los queremos dar a nuestro enemigo, pero de continuar traicionando la causa, nos obligará Ud. a que devolvamos con las mismas armas que nos ataca.

Ud. torturó, Ud. mató, Ud. y su hermano entregaron varios estudiantes de La Plata.

¿Lo recuerda o se lo tenemos que hacer recordar nosotros?

Ud. sabe que ese puesto le queda grande.

Pudo lograrlo traicionando junto al actual Director de Reunión de Interior de la SIDE, Fernando Pocino, y a un perejil como el general Osvaldo Montero, inepto absoluto para el cargo y que además no es de nuestro palo.

Pero con nosotros la cosa es diferente.

Ningún cagón como Ud. nos va a traicionar.

Su caso es como el de Bendini, que se hace el boludo, como si no supiéramos lo que hacía.

El mismo día en que se le murió su hijo en la pileta… estaba levantando subversivos con la patota de Granaderos…

No aceptaremos que nos echen y traten como traidores por el hecho de haber defendido la causa.

Sabemos que está haciendo caza de brujas, incluso con camaradas que cumplieron con una orden como la defender a camaradas detenidos. Sabemos que entregó información secreta sobre ayudas a detenidos y familiares.

Sabemos que utilizó como agente encubierta para obtener esa información a la esposa de Prieto, que es PCI.

¿Sabe el general Prieto de su relación con la esposa?

Sabemos que vendió en U$S 300.000 el legajo del sindicalista Martínez, PCI, devenido hombre K, pero que durante los años de plomo nos sirvió para marcar blancos sindicales.

Se trata de un sindicalista corrupto como Ud.

Conocemos la operación y el lugar.

Calle Mendoza… mansión custodiada, ¿hacen falta más detalles, mi querido general?

Sabemos que parte de su mérito es devolver dos millones de los cinco que le regaló la Ministra Garré como fondos reservados.

Y Ud. está gastando ahora en bienes no secretos, como ser compra de computadores al triple de precio del que está en el mercado, un par de camionetas, tres botecitos inflables, cinco motos enduros y un par de boludeces más para entretener a la tropa.

Además lo mandó al colorado Belfi a Curuzú y a Hugues a Monte Caseros para organizar el contrabando oficial que llega vía Paso de los Libres.

¿Quiere más datos?

¡Los tenemos!

¿Quiere que hablemos de los vuelos a Miami?

Es cierto que Ud. intercedió por varios subversivos, pero no se olvide que también salió a las calles a levantarlos.

No queremos nombrar a sus compañeros de patota para no perjudicarlos.

Creo que debería tener más miedo a sus camaradas que a una ministra que, como lo viene haciendo, lo utilizará, lo desprestigiará, lo traicionará y lo descartará.

No crea que estamos desarticulados; estamos a la espera de lo que haga.

No admitiremos más traiciones.

No nos habilite para que devolvamos gentilezas y entreguemos a la justicia las fechas, datos y nombres de quienes Ud. chupó, torturó y mató, y las listas que su hermano nos proporcionaba.

Está a tiempo, ponga huevos y defienda a su gente o pida el retiro y váyase a su casa, que ya es general, grado que le queda grande.

Nos cuesta entregarlo, porque no queremos que nuestro enemigo utilice la información en contra de la Institución.

Es cierto que es un general a la moda, cagón, acomodaticio, flan, borrachín e inescrupuloso… pero Ud. está muy cerca nuestro y, a diferencia de locos lindos inexpertos anteriores, Ud. es perverso.

Váyase por la Patria, por Ud. y por el querido Ejército Argentino.

Le vamos a recordar bien la traición que Ud. realizó al Ejército de la mano del Director de Reunión Interior de la SIDE, Fernando Pocino, a quien con nombre y apellido entregó información sobre el Gral. Montero, un ex PCI y un Suboficial Retirado.

Tenemos la grabación de todas sus reuniones y las haremos públicas.

General Daniel Víctor Calligaro:

Sabemos que su poder se funda en la inteligencia que hizo y hace chupando información de la central telefónica y de la red de datos.

Sabemos que esa información fue dada en oportunidad para producir la actual caza de brujas.

Calligaro, no debés olvidarte del instalaza (lanzacohetes)…

Eras muy chiquito, pero recordamos que en las patotas te llamábamos EL LOCO DEL INSTALAZA.

¿Recordás cuando destruiste esa casa en City Bell, el día en que hirieron a Carlés, dicho sea de paso, lo hirió tu gente PUES EL TIRO LO TENÍA EN EL TRASTE?

¿Recordás cuando ataste a los seis subversivos entre sí y les apuntaste con el instalaza?

Tenías razón, no quedaba nada, pero realmente nos asqueaba tu morbosidad.

No confíes que ese lazo de sangre Y CORRUPCIÓN entre vos y tu mentor Pozzi (el actual Jefe del Estado Mayor del Ejército) te haga invulnerable.
Pozzi, tu PADRINO, padrino en serio.


Es el verdadero monje negro; fue quien le hizo la cama a Montero y le entregó las grabaciones de Calligaro a la ministra, por eso, cuando la ministra llama a Milani estando él a cargo del Ejército, no hace lo que corresponde a un superior, acompañar al subalterno.

Manda a Milani solo.

Sabía para qué iba. Así es que hizo echar a todos sus compañeros, filtrando escuchas, y él se mantiene coparticipando de las pingües ganancias del sistema corrupto que implementó.

Para quienes no entiendan cómo ese gordito boludo por el que nadie daba un peso llegó a general de división, sepan que fue vendiendo información de sus camaradas a los enemigos.

Calligaro, vos tenés información, nosotros también.

Vos sabes lo que dicen los generales de la Ministra a sus espaldas, por supuesto, y lo utilizás cuando POZZI te ordena, pero nosotros conocemos el curro de la planta de escucha de City Bell, donde se afanaron 15 millones de dólares.

Gran negocio tuyo y de POZZI.

Sabemos de tus negociados con material bélico secreto, desde computadoras hasta radios, para evitar las licitaciones y aumentar ficticiamente el presupuesto, contrabandeando, en perjuicio del presupuesto nacional.

Sabemos del negociado de las cabinas que tienen sistemas obsoletos y les compraste a las telefónicas las antenas que estaban descartadas, pues no tienen velocidad suficiente.

La boluda de la Ministra los felicita, porque no sabe ni qué es un FAL, como ella dice.

Los felicita por cada proyecto trucho que vos y Pozzi le presentan.

General Calligaro, Ud. fue siempre un monje negro, un mediocre al servicio de POZZI, Un verdadero SALIERI, gris y patético.

Ud. nunca pudo ser general y ha traicionando a sus camaradas, robando y haciendo negociados. Ud. es de la peor calaña.

Váyase antes que demos la información de los lugares y circunstancias en los que fraguó combates y, en realidad, sin avisar nada, tiraba con el instalaza en casas con niños y ancianos.

Ud. sabe que es así.

Tenga miedo, más miedo que a la ministra.

Ser general son dos años, estar preso puede ser para toda la vida.

Ud. sabe que es tan cagón que ni podía ver las caras de las personas que mataba, les tiraba con el Instalaza y listo.

Recuerdo sus risas grotescas y patéticas.

Alexis Di Capo

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